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La calma

  • elocasodeana
  • 2 feb 2017
  • 1 Min. de lectura

Después de la desgracia vino la calma, pasando por la exaltación vino la calma.

Conviviendo con la neutralidad no hay más que anhelos que necesitan de desgracias para dar hueco a mayores triunfos o a nuevas calmas que nos amplían horizontes y nos elevan a una mayor satisfacción y sabiduría.

Somos, pues, la personificación del espíritu nómada de la calma.

Lago de Haltstatt, Austria.

 
 
 

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