FELICIDAD INTERROGANTE

Ese instante en el que me siento plena

solo dura eso,

un instante.

Llega sin razón alguna

y por la misma, desaparece

sin avisar y sin dejar huella.

Creo que el instante y yo nos llevamos bien

porque cuando me visita,

oye, que siempre le recibo con los brazos abiertos.

Pero cuando se va,

pienso que algo habré hecho mal

para que tan rápido se esfume.

Quizá tenga más gente que visitar.

De cualquier manera,

siempre le digo que venga más a menudo,

que por mí,

¡como si se quiere quedar toda la vida!

La próxima vez,

le he prometido

que se lo va a pasar genial conmigo,

que me estoy preparando

para que la felicidad y yo

seamos muy buenos amigos.

Playa de Palermo, Italia.